El texto argumentativo
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martes, 24 de septiembre de 2013
martes, 3 de septiembre de 2013
Cuento sobre el bisentenario de Antioquia
El
vestido
Un
hombre con aire noble, campesino llamado Eliodoro esperaba a su amada bajo un
árbol, pues cada tarde los dos se encontraban en este mismo lugar, ella una
joven de cabellos rubios como el oro,
ojos azules y boca tan roja como la sangre, su nombre era Margarita, Eliodoro
sabía que esta era la última cita, no la
volvería a tener en sus brazos, dado que en la noche debía enlistarse a la
campaña libertadora; antes de ir a su cita, bajo al pueblo para comprarle un vertido, y con
este pagarle de algún modo los mil besos recibidos.
Cuando margarita llego, Eliodoro le entrego el
vestido, y se dispuso a contarle los
motivos por los cuales debía irse, Margarita al escucharlo rompió en llanto sin
mediar más palabras salió sin rumbo, sin despedirse de él.
En
horas de la noche Eliodoro salió con un grupo de reclutas, Pasaron los días y los meses desde su partida, Eliodoro
no olvidaba a su chica; todas las noches pensaba en margarita, mientras que muy lejos de allí, de igual modo
margarita pensaba que Eliodoro la había
olvidado a causa del tiempo, pues hace tres años no tenia noticas de él, nunca
le llego una carta, una noticia que le diera a pensar que su amor seguía vivo
por ella, nada absolutamente nada que le diera a creer que Eliodoro aun la
amaba.
El tiempo pasó y Margarita aunque nunca se
olvido de Eliodoro había decidido
comenzar una nueva vida, al pueblo había llegado un joven, llamado
Rodolfo Montenegro, quién quedo encantado con la joven cuando la vio, Rodolfo
cortejo a margarita hasta que está acepto sus propuestas.
La
operación libertad de Antioquia había dado resultados, todos los soldados
habían sido devueltos a sus sitios de origen, entre esos soldados estaba
Eliodoro, al llegar al pueblo. Esté vio
la a Margarita que llevaba puesto el vestido que le había regalado la
tarde de su partida a margarita, efectivamente era ella pero estaba acompañada por su nuevo amor.
En ese instante por la mente acalorada de
Eliodoro pasaron muchas cosas, al verla frente a él y con el taje, había vuelto
a renacer un pasado que fue felicidad.
Que
iluso fue al creer que ya la había olvidado, que eran cosas de ayer; Y volvió a sentir sus besos
quemándole los labios y el calor de sus caricias quemándole la piel. Y por eso el llanto floreció en sus ojos, hoy
había vuelto a haberla, pero ya no era
para él.
La mujer que una vez fue suya, otra boca la
besaba con ardor, Eliodoro estaba confundido no sabía qué hacer, después de ver
esta imagen tan dolorosa decidió voltear su rostro, cegado por la culpa, buscó
otro beso como la respuesta a su dolor.
Eliodoro
días después de pensarlo mucho venció su orgullo de hombre salió en busca de Margarita, cuando llego a casa de
esta, para decirle que jamás la había olvidado, está al verlo no tuvo palabras
quedo impactada; Eliodoro le conto todo lo que había sido de su vida en esos
años de ausencia, trato de explicarle porque nunca le escribió, al volver
después de un largo tiempo de haber deseado este momento deseaba ser el motivo que llenara todo su
pensamiento, para ver si con el tiempo margarita no bahía olvidado la promesa,
de amarlo siempre aunque su ausencia había
entristecido su corazón.
Le conto que nunca la olvido, qué cada día ella estaba en su mente no podía dejar de
pensarla, le conto que había luchado como un varón y vio realizada la ambición,
pero que está siempre escondió un desengaño que añoraba el lugar donde había
dejado su corazón, Margarita en este momento sintió cosas que no había sentido
desde la partida de Eliodoro, y que con su actual prometido tampoco había
sentido.
Los
dos se entregaron en un beso apasionado, en ente momento llego su prometido
Rodolfo, que al ver este espectáculo saco su arma y disparo hiriendo a Eliodoro, Rodolfo se dio a la
fuga, Margarita corrió en busca de ayuda finalmente Rodolfo fue capturado.
Por
fortuna el disparo no afecto ningún órgano vital Eliodoro no la volvería a perder en este
instante pidió la mano de su la chica con labios de clavel y risa de cristal.
By: Brayan Legarda Villegas
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